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Marruecos mata a cinco inmigrantes frente a la valla de Melilla, según heridos y ONG

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Los furgones de las Fuerzas Auxiliares se amontonan en las faldas del Gurugú a la espera de entrar en acción 

Mientras en Melilla diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos, venidas de todos los rincones de la geografía española, leían un manifiesto contra la violencia a ambos lados de la valla y plantaban un sendero de olivos a las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), con la ayuda de numerosos internos, como símbolo de paz, a pocos cientos de metros, decenas de unidades de las Fuerzas Auxiliares marroquíes arrasaban con todo lo que encontraban a su paso, vidas humanas incluidas, en las laderas del monte Gurugú.

Eran poco más de las 21:00 horas, cuando algunos de los presentes en el acto por el respeto a los derechos humanos en la Frontera Sur comentaron: “Huele como a madera quemada”. El sol del atardecer y el aire denso del bochorno del verano húmedo melillense no dejaban apreciar bien las columnas de humo que salían de las faldas del que muchos inmigrantes llaman –aunque parezca una ironía- ‘el monte tranquilo’.

En estas fechas son abundantes pequeños incendios en la zona y a esas horas la quema de rastrojos de muchos agricultores y ganaderos es tarea frecuente en los campos de Beni Enzar. Nadie podía imaginar que se estaba produciendo una masacre al otro lado de la frontera.

Los más de 400 inmigrantes subsaharianos que se distribuyen –según estimaciones de las asociaciones que trabajan con ellos- en los diferentes campamentos de las laderas del monte Gurugú fueron apaleados y muchos de ellos detenidos. Todas sus pertenencias fueron destrozadas y sus asentamientos quemados.

Al menos cinco personas morían en esta macroredada de inmigrantes, según nos decían varios de los heridos. Su único delito, huir de la extrema necesidad en busca de un futuro digno; el aparente motivo, encontrarse pasando penurias y abandonados a su suerte en un monte pedregoso y yermo, a la espera de jugarse la vida intentando llegar a la frontera con Melilla y superar un triple vallado de más de seis metros de altura entre disparos y bastonazos.

También asociaciones como Andalucía Acoge y Pro Derechos de la Infancia (Prodein) confirmaban estos hechos pasada la media noche, según el testimonio directo de algunos inmigrantes que estaban sufriendo el acoso y los abusos de las fuerzas del orden magrebí.

La Delegación de Migraciones en Nador puso en marcha su dispositivo de trabajo para auxiliar a todos los heridos que pudieran ir necesitando asistencia sanitaria, tanto en los centros de la provincia de Nador, como a pie de monte.

Desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Nador informaban de que había muchos inmigrantes heridos y que otros muchos serían deportados. Además, preveían que algunos de los huidos de la redada podrían intentar llegar a Melilla debido a la presión que ejercían las fuerzas de seguridad sobre ellos.

Y así fue. Las distintas asociaciones que trabajan con inmigrantes a ambos lados de la valla confirmaban un intento de entrada a Melilla poco antes de la una de la mañana. Al parecer, ningún subsahariano pudo acceder porque fueron interceptados por las Fuerzas Auxiliares marroquíes, quienes se ensañaron con ellos, produciendo varios heridos, según testigos.

“Marruecos es el gendarme de Europa”, asegura Abdelkhalak Hamdouchi -presidente de la asociación marroquí Pateras de la Vida-, que tiene claro que el país alauí sólo actúa cuando es presionado por Europa o “cuando desde Europa le llega dinero” y tiene por tanto que llevar a cabo una acción ejemplarizante, “para que la Unión Europea y España vean que su dinero está bien invertido y sigan enviando más”.

José Palazón, presidente de Prodein, notablemente afectado, no daba crédito a lo sucedido y se preguntaba qué se puede hacer ante un enemigo tan grande y despiadado: “Estábamos celebrando un acto de convivencia con los inmigrantes, una oración interreligiosa, leyendo un manifiesto contra la violencia; y mientras éstos estaban asesinando a nuestros hermanos a unos metros de nosotros”.

La gendarmería desmiente la noticia

Nadie a ambos lados de la alambrada se ha pronunciado todavía de manera oficial para desmentir los hechos, pero tanto en la Gendarmería Real de Nador como en la Comisaría de Beni Enzar han asegurado a la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) que no se produjeron muertos en los duros enfrentamientos entre policía e inmigrantes.

La única certeza al respecto es que en la tarde noche del pasado día 2 de julio, numerosas fuerzas auxiliares marroquíes se enfrentaron violentamente a los grupos de subsaharianos que pueblan las laderas del monte Gurugú y quemaron la mayor parte de los asentamientos.

En esa reyerta, según fuentes sanitarias, resultaron heridos cinco agentes marroquíes que tuvieron que ser atendidos en el hospital Hassani de Nador al igual que los siete inmigrantes que ingresaron con heridas de diversa consideración, dos de ellos graves y que continúan ingresados.

Fue esa misma noche cuando varias llamadas de auxilio procedentes del Gurugú pusieron en alerta a las organizaciones a ambos lados de la frontera. Diferentes subsaharianos, de distintas nacionalidades aseguraban haber visto al menos cinco cadáveres.

“Me llegaron dos llamadas de migrantes malienses que viven en los campamentos y ambos daban la misma versión”, relata Esteban Velázquez, delegado de Migraciones en Nador. “Comunicaban que se había producido un fuerte enfrentamiento en la carretera entre policía y migrantes, y que delante de ellos había cinco muertos, cinco compañeros sin vida”.

La Delegación de Migraciones no ha podido volver a contactar con estas personas pero junto con la AMDH ha recogido testimonios de los subsaharianos que han quedado en el monte y aseguran que son muchos los inmigrantes malienses, cameruneses y guineanos que dicen saber y/o haber oído de la muerte de estos cinco jóvenes a manos de las Fuerzas Auxiliares alauíes.

Incluso testigos marroquíes, como un pastor de Beni Enzar que vive y trabaja en las faldas del ‘monte tranquilo’, han informado a diferentes asociaciones de la veracidad de los hechos y de la crueldad y violencia con la que irrumpieron nuevamente las fuerzas del orden en los campamentos.

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Redadas rutinarias

En los últimos meses comienza a ser preocupante la normalidad con que Marruecos realiza redadas inhumanas en las que quema los asentamientos de inmigrantes y persigue a sus ocupantes para propinarles brutales palizas, algunas hasta acabar con sus vidas, y deporta a un gran numero de ellos a Argelia.

Estas masacres suelen darse inmediatamente después de un intento de entrada grupal por la valla de Melilla. Así, la de anoche podría ser el ‘escarmiento’ al intento de entrada el pasado 26 de junio de 300 subsaharianos y el aumento de la presión migratoria en los últimos días.

No es la primera vez que ocurre esto: ya pasó tras el acercamiento a la valla de unos 500 inmigrantes el pasado 15 de febrero y los días posteriores al 13 de mayo pasado, cuando 70 inmigrantes, de un grupo de unos 150, logró entrar a Melilla por la zona de Río Nano.

Además, tras el intento de entrada de unos 250 subsaharianos el pasado 25 de abril, la vigilancia en las laderas del monte Gurugú y los controles en la única carretera de acceso pasaron de ser puntuales a ser permanentes, siendo las redadas prácticamente diarias, cuando antes solían ser semanales, y utilizándose en las mismas un mayor grado de violencia.


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